3.- Según varíen o no con el nivel de
actividad de la empresa:
Costo fijo: aquél que no varía con el
nivel de actividad de la empresa.
Por ejemplo el alquiler de la oficina (fabrique la empresa una
cantidad u otra, tendrá que pagar el mismo alquiler).
La amortización de la maquinaria será también un costo fijo, ya que
no depende del volumen de actividad.
Costo variable: aquél que sí varía con
el nivel de actividad.
Por ejemplo, el costo de los envases de vidrio dependerá del volumen
de actividad: si la empresa fabrica más refrescos tendrá que comprar
más botellas.
También hay costos que tienen una naturaleza mixta: pueden ser
semifijos o semivariables.
Costo semifijo: aquél que evoluciona
escalonadamente. En principio se comporta como un costo fijo hasta
que la actividad alcanza un determinado nivel, momento en el que se
produce un incremento brusco del mismo. A partir de ahí se vuelve a
comportar como un costo fijo hasta que nuevamente la actividad
alcanza otro nivel determinado.
Por ejemplo, una empresa dispone de un solo camión para la
distribución de su producción. El costo de este camión (su
amortización) se comporta como un costo fijo.
No obstante, si esta empresa crece, llegará un momento en el que un
solo camión no le resultará suficiente y tendrá que comprar un
segundo camión. En este momento el costo de amortización se
duplicará.
Costo semivariable: aquél que tiene una
parte fija y otra variable.
Por ejemplo, en la factura del teléfono hay un importe fijo
(conexión) y una parte variable (en función del consumo).
4.- Según ya se haya incurrido en los mismos o
estén todavía pendientes:
Costo potencial: aquél en el que la
empresa todavía no ha incurrido, y va a depender de la decisión que
tome la empresa.
Costo incurrido: aquél que ya se ha
producido.
Veamos un ejemplo:
Una empresa estudia la posibilidad de lanzar una nueva línea de
productos y para ello encarga un estudio de mercado. Una vez que
tenga este informe tendrá que tomar la decisión de seguir o no
adelante. Si decide seguir, tendrá que alquilar una nueva nave
industrial para elaborar este producto.
El alquiler de esta nave es un costo potencial: se incurrirá o no en
el mismo dependiendo de la decisión que tome la empresa.
El costo del estudio de mercado es un costo ya incurrido (ya se ha
producido).
Una vez que haya recibido este informe, si la empresa quiere
analizar la rentabilidad que puede obtener de este proyecto, tendrá
que comparar los ingresos estimados con los costos potenciales. En
este análisis ya no hay que incluir los costos incurridos (estos ya
se han producido, con independencia de que el proyecto siga adelante
o no).
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